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jueves, 22 de octubre de 2009

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA SEXUALIDAD

INFORMACIÓN SOBRE EL TEMA


La amplitud del concepto sexualidad es frecuentemente reducida al mínimo. Algunas personas suponen que la sexualidad se refiere solamente al acto sexual. Sin embargo, la sexualidad es un proceso que abarca desde el nacimiento hasta la muerte, e involucra sentimientos, emociones, actitudes, pensamientos y comportamientos. Involucra también aspectos físicos, incluyendo el crecimiento corporal, los cambios asociados a la pubertad y ciertos procesos fisiológicos, como la menstruación, la ovulación y la eyaculación. Los operadores del servicio deben manejarse siempre con este concepto de sexualidad.

Las funciones biológicas que hombres y mujeres cumplimos de manera diferente a partir de los genitales con los que nacemos son exclusivas de cada sexo. Así las funciones sexuales de las mujeres son producir óvulos, la posibilidad de parir y amamantar. Las funciones sexuales de los hombres son: producir espermatozoides y la posibilidad de fecundar. Aunque es incuestionable que la supervivencia de la especie se sustenta en las funciones biológicas femeninas (concepción) y en las masculinas (fecundación); sin embargo, la maternidad o la paternidad deben ser una elección y no la única opción en la que las mujeres y los varones encuentren el sentido de su vida.

Cada cultura construye modelos de lo que debe ser un hombre o una mujer. Estos moldes son una especie de receta y sin darse cuenta hombres y mujeres tratan de parecerse a estos moldes. Estos moldes se llaman estereotipos. A las mujeres se les enseña que deben ser tiernas, dulces, comprensivas y temperamentales. Se le pone falda, vestido, se les deja crecer el pelo, se les enseña a jugar a la cocinita y a ser mamá. A los hombres en cambio se les prohibe llorar, mostrar su debilidad y miedo. Se les pone pantalones, se les enseña a jugar a la guerra, a las carreras de autos. Afortunadamente, hace unos treinta años la identidad masculina y femenina, es decir, lo que significa ser hombre y mujer en nuestra sociedad ha sufrido profundas transformaciones. Comprender el significado de la identidad femenina y masculina es aceptar el actual término Género que da las herramientas que permitirán a las futuras generaciones entablar relaciones de igualdad entre los sexos. A partir de aquí entenderemos como Género a la serie de características y conductas que la sociedad asigna como “apropiadas” para cada sexo.

Entenderemos entonces que la sexualidad se manifiesta en aspectos biológicos, físicos, psicológicos y sociales.

Ciertamente, mediante el acto sexual la gente expresa sus sentimientos sexuales. En términos generales, lo que comúnmente se conoce como relación sexual es el intercambio afectivo y erótico en el cual las personas se acarician, tocan y estimulan sus cuerpos, sintiendo y produciendo placer. Algunas veces, como parte de este intercambio de caricias, se realiza el coito o la relación sexual vaginal, que consiste en la introducción del pene en la vagina. También pueden llevarse a cabo otro tipo de contactos como el sexo anal que supone el contacto del pene de una persona con el orificio anal de otra y el sexo oral que supone el contacto de la boca de una persona con los genitales de otra.

Se han realizado algunas investigaciones para conocer los diferentes procesos y etapas de la respuesta física genital tanto de hombres como de mujeres. Sintetizando estos resultados, dichas etapas se pueden agrupar en tres: el deseo, la excitación y el orgasmo. Sin embargo, no puede generalizarse la respuesta, como tampoco la vivencia de todas las etapas.

El deseo o erotismo es un conjunto de sentimientos y sensaciones ligados al coqueteo y a la atracción física por alguien; es la primera disposición a dar y recibir placer sexual. Durante la excitación ocurre la erección del pene y la lubricación vaginal. El orgasmo, también conocido como clímax o “terminar”, es el momento de mayor intensidad fisiológica y se acompaña por contracciones genitales, que en el hombre producen generalmente la eyaculación. Otros autores hablan de una cuarta etapa, la resolución, en la cual el organismo, después de un período prolongado de excitación o del orgasmo, vuelve a su estado inicial. Todas estas fases se acompañan por otros cambios en el cuerpo, como la aceleración de los latidos del corazón, de la respiración, enrojecimiento de algunas zonas del cuerpo, aumento de la temperatura corporal, etc.

Hay muchas razones por las que las personas tienen relaciones sexuales. Una de las más frecuentes es porque se atraen y confían uno en el otro. Cuando dos personas se quieren, desean estar cerca, se excitan, sienten la necesidad de tener una relación íntima. Tienen una sensación física y emocional agradable. Otra razón es la búsqueda de placer y otra es porque desean un bebé. Estas razones pueden ir asociadas. Al haber cariño, placer y entendimiento, dos personas pueden desear tener un hijo como producto de su cariño, aunque muchas veces esto responde únicamente al compromiso adquirido en el matrimonio.

Además, existen otras situaciones que llevan a las personas, especialmente a los jóvenes y adolescentes a tener relaciones sexuales: no querer sentirse solo o sola, desear un bebé, aunque no se tenga pareja dispuesta a compartir la responsabilidad que ello requiere, querer mostrarle a la pareja que “le damos todo”, el temor a que nuestra pareja nos deje, porque los amigos o las amigas ya tienen relaciones sexuales, para probar algo nuevo, por curiosidad, porque se sabe que ya se está en edad de tener experiencia sexual, porque no se sabe cómo decir “no”, porque no se tiene en el hogar todo el cariño que se necesita, para convencer al otro de que se case con nosotros, para probar que se es muy “macho” o “muy mujer”, por dinero.

Generalmente, antes de llegar a una relación sexual se dan otras manifestaciones físicas de atracción por la otra persona. Los abrazos, besos y caricias, las miradas a algunas partes del cuerpo de la pareja que producen una emoción especial son también comportamientos de esta fase.

Acariciarse el cuerpo, incluyendo los genitales, a veces acompañada de fantasías, con el propósito de sentir placer, es otra de las actividades que la mayoría de hombres y mujeres, adolescentes y adultos, realizan en su vida. Esta actividad, llamada masturbación es una práctica autoerótica que permite a las personas explorar el cuerpo propio, ir ganando confianza, familiarizarse con la fisiología de los genitales y puede ayudarlas a tomar impulso para las relaciones sexuales de a dos. A través de ella, una persona libera la tensión sexual sin exponerse al riesgo de contraer alguna infección de transmisión sexual o a un embarazo no deseado; riesgo que puede estar presente cuando se tienen relaciones sexuales. Los estudios realizados al respecto demuestran que la masturbación no produce daño físico ni mental porque la reacción del cuerpo es la misma que en una relación sexual con otra persona.

Buscar la excitación a través de la observación de imágenes pornográficas es otro camino que comúnmente se utiliza para satisfacer la curiosidad e impulsos sexuales. Los adolescentes, jóvenes y a veces también adultos en búsqueda de información sobre un tema tan delicado como es el de la sexualidad, frecuentemente adquieren revistas y videos que distorsionan la realidad mostrando mujeres insaciables, penes de tamaños descomunales, eyaculaciones de litros, mujeres que gritan de placer, muchos coitos seguidos, etc. Saber que se trata sólo de una manipulación es importante para estas personas pues compararse con modelos muy poco comunes no es positivo para ellos ni para que puedan vivir su sexualidad de manera placentera.

Otra de las alternativas existentes es la abstinencia, la cual consiste en no tener relaciones sexuales. Sin embargo, especialmente en los varones pero también en las mujeres, algunas veces el organismo libera la tensión sexual a través de los “sueños húmedos”, esto es, mediante eyaculaciones y orgasmos durante el sueño, frecuentemente acompañados de sensaciones eróticas.

Independientemente de cuál sea la alternativa elegida por él o la persona para vivir su sexualidad, es importante que esté consciente de las ventajas y desventajas que cada una de ellas encierra. Según los valores de cada individuo, sus necesidades y sus posibilidades, será distinta la elección de la o las alternativas. Ninguna de ellas es buena o mala por sí misma.

La preferencia por un objeto sexual puede ser diferente: bisexual, homosexual o heterosexual, constituyéndose cada una de ellas en preferencias sexuales absolutamente individuales y que merecen el respeto de todos.

Se entiende por bisexuales a aquellas personas que se sienten atraídas y/o tienen relaciones sexuales placenteras con hombres o con mujeres indistintamente. La atracción sexual por personas del mismo sexo se llama homosexualidad; este tipo de relación entre mujeres se conoce como lesbianismo. Y la preferencia heterosexual se refiere a la atracción sexual por el otro sexo.

Hay muchos estilos de vida y formas de vivir la preferencia sexual individual y todos debemos aprender a respetar la pluralidad, la diversidad y aceptar las diferencias.

Algunos principios que pueden servir como bases importantes para avanzar en ese proceso son los siguientes:

 Individualidad: Cada persona es especial y diferente y merece ser respetada y tratada con dignidad.

 Autonomía: Cada persona necesita libertad para tomar y ejercer sus propias decisiones, con respeto para los derechos de los/las demás. Libertad también para asumir y vivir su sexualidad de manera libre, placentera respetando los derechos de las otras personas.

 Integridad corporal: Cada persona necesita vivir sin coerción o violencia emocional, física o sexual.

CONCEPTOS CLAVES


• La sexualidad abarca mucho más que una relación sexual. Se expresa de muchas maneras en el transcurso de la vida. Empieza cuando nacemos y termina cuando morimos.


• Las personas pueden tener cualquier preferencia sexual y ésta debe ser respetada.


• Las personas además de las relaciones sexuales, tienen muchas otras alternativas para ejercer su sexualidad.

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